El Regreso.

Al regresar se formaron muchas caravanas de yaks que llevaban
el equipo y la basura de todas las expediciones hacia Namche y Lukla.

Dagnima y Man Badhur cruzando uno de los puentes metálicos.

Daba gusto ver flores después de tanto tiempo de hielo y roca sin vegetación.

Luis en el camino de Tengboche a Namche Bazar.

Vista de Namche Bazar el día que salimos hacia Lukla.

Un porteador en la bajada de Namche a Lukla.

Unos porteadores pasando por uno de los puentes con las cajas
de metal (negra y azul) que llevaban el equipo electrónico.

Entre Namche y Pahkding el camino va a la orilla del río Duhdkosh.

Piedras de oración pintadas.

Un sastre haciendo su trabajo, cerca de Pahkding.

Comerciantes llevando su mercancía consistente en cazuelas
y todo tipo de instrumentos de cocina.

Por fin en Lukla. Unos monjes buhdistas paseando por el pueblo.

Antes de tomar el avión de Lukla a Katmandú vimos llegar a Lukla
a los miembros de la expedición chilena.

Andrés y Luis a punto de subir al avión de
Yeti Airlines que nos llevaría a Katmandú.
Al día siguiente se estrelló uno de estos aviones que
llevaba carga, murieron los tres miembros de la tripulación.

Yo al llegar al hotel Hyatt en Katmandú.
Sucio, flaco, cansado. La ducha fue memorable.

El descanso en el hotel parecía un lujo sin precedentes.
La comida, en particular las ensaladas, nos la agradecía el cuerpo.
Con cada bocado parecía decirnos “gracias, lo necesitaba”.

Héctor, que llegó unos días más tarde y Luis, disfrutando
la piscina tras dos meses de privaciones, frío y peligros.

A Héctor le regalaron una camiseta muy apropiada.

Mara, Lara y Angie, las investigadoras que venían con la expedición de
Discovery Channel, disfrutando de una noche fuera en Katmandú.

Una bolsa y un barril con mi equipo a punto de embarcarse
por carga aérea hacia Barcelona
La expedición había terminado.

Durante la semana larga que estuve en Katmandú antes de tomar mi vuelo de regreso a Barcelona, tuve oportunidad de volver a ver a mucha de la gente que conocí en campo base y durante el trekking. Casi toda esta gente maravillosa ha regresado sana y salva a su casa y a la rutina de su vida. Unos cuantos siguen alargando un poco la aventura. Pero algunos no regresarán jamás. Un saludo a todos y cada uno de ellos, nunca los olvidaré.