Cuando la diferenciación sexual
depende de la presencia de cromosomas sexuales, ésta
puede deberse a la herencia de una sola copia de información. Si esa
única copia determina el sexo masculino a ese cromosoma se le
llama Y y su par es el X. Si la información que es única
determina el sexo femenino, como ocurre en las aves y mariposas, al
cromosoma se le denomina W y su par es el Z.
En mamíferos el sexo está
determinado por la presencia de cromosomas sexuales, el X y el Y.
El cromosoma Y tiene su origen en genes que influyen en la fecundidad
y diferenciación del macho. Durante la meiosis los cromosomas X e
Y se alinean por los extremos, e intercambian información entre ciertas
regiones, pero hay tres características diferentes en el Y:
Jegalian y Lahn proponen que la pérdida de genes en los bloques no recombinantes del Y, pudo originar que se duplicara la actividad de los genes equivalentes en el X y al mismo tiempo un exceso de producción de proteínas en él. Se ha demostrado que mediante un mecanismo denominado compensación de dosis, los genes de uno de los cromosomas X, que están en doble juego en los embriones de hembras de mamíferos, se inactivan aleatoriamente (corpúsculo de Barr). Pero, se ha comprobado que los genes que están en juego sencillo en el X no se inactivan, ni tampoco los que en el Y son activos, así en las hembras los niveles de proteínas son equivalentes a las de los machos. Estos cambios de posición pueden demostrarse al microscopio de fluorescencia hibridizando una sonda de DNA que lleve la secuencia que interesa localizar en el o los cromosomas Imagen.
Mecanismo evolutivo y origen de los cromosomas sexuales